viernes, 7 de enero de 2011

.El optimismo realista

La cultura de lo positivo día a día:




 La cultura de lo positivo día a día: 100% positivo, 0% estrés

El optimismo es la actitud maestra del éxito. Muchas personas claves en la historia de la humanidad (Colón, Einstein, etc.), líderes o científicos, lograron éxitos y descubrimientos simplemente porque no sabían que no se podía hacer. Trabajaron duro, hicieron todos sus deberes y esperaban sencillamente el éxito. ¿Por qué entonces el pesimismo está tan arraigado en la cultura organizativa?

Por: Mónica Grossoni, Socia – directora de SocialNet Grossoni.

Resumen

Si el pesimismo nos induce al fracaso, ¿no es una mala práctica? ¿Cómo podemos "obligarnos" a pensar en positivo? ¿Se puede hacer esto? Descúbrelo en este artículo.

La psicología positiva busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen en las cualidades y emociones positivas del ser humano, durante tanto tiempo ignoradas por la psicología. La importancia de la psicología positiva radica en que es un campo dedicado al mejoramiento de la calidad de vida. Es cierto que el tema del mejoramiento de la calidad de vida ha estado dominado por trabajos insustanciales, basados en pensamientos y opiniones de la gente, en contraste a la rigurosidad científica. Sin embargo, la psicología positiva brinda estudios bien sustentados en el área, que respaldan cambios posibles y reales.

Entre sus objetivos están el estudio de las bases psicológicas del bienestar y la felicidad, los rasgos que nos permiten superar con éxito situaciones vitales difíciles, o la aplicación de estrategias efectivas para potenciar cualidades positivas como el optimismo, la satisfacción vital o las emociones positivas en nuestras vidas.

El optimismo, la actitud maestra del éxito

Veamos cómo aborda el tema del optimismo, la psicología de lo positivo: El optimismo es uno de los tópicos que mayor interés ha despertado entre los investigadores de la psicología positiva. Se define como una característica disposicional de personalidad, es decir, la tendencia a interpretar acontecimientos externos en positivo. Es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables. El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir.

La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su opuesta -el pesimismo- radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: Empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades.

En general, parece que las personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más perseverantes y exitosos e, incluso, a tener mejor estado de salud física y mental. De hecho, uno de los resultados más consistentes en la literatura científica es que aquellas personas que poseen altos niveles de optimismo y esperanza (ambos tienen que ver con la expectativa de resultados positivos en el futuro y con la creencia en la propia capacidad de alcanzar metas) tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficio en situaciones traumáticas y estresantes.

Sin embargo, el pesimismo domina la vida diaria organizativa. ¡No tiene lógica!

En mi opinión, es en esta dirección es donde hay que trabajar en las organizaciones. Tradicionalmente se trabaja focalizando sobre lo que no hace el empleado, los procesos o los productos, sobre los errores y la falta de calidad. Y actuando en consecuencia. Por el contrario, lo que nos dice la ciencia es que se logran mejores resultados, si operamos bajo el paradigma de lo positivo que si utilizamos el modelo de lo negativo. Cabe matizar una cuestión clave, y es que por optimismo realista hay que entender, enfocarse sobre lo positivo aunque hay que "hacer los deberes", es decir, realizar las tareas con diligencia, preocuparse por las dificultades que pudieran sobrevenir, tomando las medidas oportunas para evitar problemas previsibles y no previsibles, aunque sin obsesionarse. Tratando los errores como algo natural de la vida y el trabajo, aprendiendo de ellos aunque sin culpar ni avergonzar a quien los comete. Y una vez hecho esto, esperar lo mejor de todas las personas, del futuro y de uno mismo.

El optimismo realista: la solución óptima.

En definitiva, que para mejorar en la vida y en el trabajo es preciso poner la mirada en "cómo sí se hacen las cosas", en lugar de "en cómo no se hacen". Aunque hay una fuerte tendencia en el ser humano a ponerse en lo peor, a dejarse caer presa del fatalismo y el pesimismo y además vivimos unos tiempos pesimistas, en crisis, y se necesitan dosis extras de optimismo realista. Por eso, terminé dedicándome a decirles a las personas cómo superar su estrés, cómo vivir la vida en plenitud. No es tan difícil. Es cuestión de actitud. 100% actitud positiva, 0% estrés. Entre todos se pueden lograr organizaciones más positivas, más optimistas y más habitables.

¡Feliz año recién comenzado!
 
Javier




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